La Vida en la Tierra: Más sobre la Superación del Pecado
Nuestro propósito aquí en la tierra es continuar a luchar para ser más como nuestro Padre. Espiritualmente inmaduros y sin las ventajas que vienen de estar en la presencia inmediata de Dios, todos nosotros aquí en la tierra somos pecadores y con cada pecado la distancia entre nosotros y Dios crece mayor. La palabra pecado significa comportarse de una manera conocida de ser contraria a voluntad de Dios. Pecado nos trae la infelicidad en esta vida y nos descalifica para estar en la presencia de Dios en la vida que viene.
Afortunadamente, Cristo cumplió la promesa que hizo en la existencia pre-mortal. Él vino a la tierra y vivió una vida perfecta, dándonos el ejemplo perfecto por emular. Hacia el final de su vida, en un jardín llamado Getsemaní y en la cruz de Calvario, Cristo tomó sobre si nuestros pecados, pagando con su sufrimiento el precio que nunca podríamos pagar, permitiendo que nosotros fuéramos perdonados si nos arrepintiéramos y conformáramos nuestras voluntades con la voluntad de Dios. Así, el pecado puede ser superado cuando los hombres y las mujeres primero procuran seguir a Cristo. Imperfectos como somos, sin embargo, inevitablemente fallamos; Cristo paga la diferencia, libertándonos del pecado y ayudándonos a mover adelante en nuestra progresión personal. Requiriéndonos intentar a hacer nuestro mejor para seguirlo pero pagando las consecuencias cuando inevitablemente fallamos, Cristo no elimina nuestra responsabilidad personal ni espera que tengamos éxito sin su intervención misericordiosa.
¿Pero cuál es la naturaleza de esta responsabilidad personal? ¿Qué debemos hacer para aprovecharnos del sacrificio expiatorio que Cristo efectuó para nosotros? ¿Cuáles son las medidas que debemos tomar para comenzar esta jornada que dura la vida entera? Los Mormones llaman los pasos iniciales los “primeros principios y ordenanzas del evangelio.” Los principios son cuatro, que incluyen dos ordenanzas:
Primero, debe aceptar a Cristo, teniendo fe en Él como el Hijo de Dios y él Salvador del mundo.
En segundo lugar, debe arrepentirse. Arrepentimiento incluye sentir pesar por elegir contrario a la voluntad de Dios, pedir perdón a Dios, hacer todo lo posible para corregir los problemas causados por acciones pecaminosas y distanciarse del pecado para no hacerlo más. Somos imperfectos y continuamente pecamos, entonces el arrepentimiento es un proceso que dura toda la vida, en vez de un acto de una sola vez. Debemos aplicar el sacrificio de Cristo en nuestras vidas repetidamente mientras que nos esforzamos a crecer más para ser más obedientes a Dios.
Primero, seguir a Cristo con una buena voluntad significa siendo bautizados por alguien con la autoridad dada de Dios. El bautismo es el símbolo que Dios eligió para representar la decisión de una persona de ser miembro de Su iglesia y de seguir Su ejemplo al fin. Los Mormones creen en bautismo por inmersión debido al simbolismo bíblico importante: entrar en el agua representa un entierro, el final de la vieja vida; el salir del agua representa una resurrección, el principio de una nueva vida como discípulo (seguidor) de Jesucristo. El bautismo incluye un convenio (promesa) con Dios. Prometemos aceptar a Cristo, ser su seguidor, y guardar sus mandamientos hasta el fin. Dios promete que nuestros pecados serán perdonados a medida que continuemos a arrepentirnos y nos esforzamos por seguir el ejemplo de Cristo.
Después del bautismo viene el don del Espíritu Santo, que Cristo también llamó “nacer del Espíritu.” El Espíritu Santo, un miembro de la Trinidad junto con el Padre y el Hijo, puede ser nuestro compañero constante, ayudándonos a reconocer verdades espirituales, proveyendo fuerza para elegir lo correcto y consolándonos en épocas de dificultad. El don del Espíritu Santo es dado por la “imposición de manos” por los que tienen autoridad dada de Dios.
Por supuesto ninguno de estos principios y ordenanzas garantizan la salvación. ¿Qué progreso espiritual hay en aceptar a Cristo solamente para olvidarse después? ¿Qué provecho hay en ser bautizado solamente para abandonar la fe? Dios requiere un compromiso continuo. Después de tomar los pasos iniciales descritos arriba, debemos continuar hasta el fin, esforzándonos siempre por dejar nuestros pecados atrás mientras que crecemos y progresamos en Cristo.
La Vida que Viene
Nuestros cuerpos mortales eventualmente sucumbirán a la muerte. Los Mormones no creen que la muerte es el final de nuestra existencia; la muerte es solamente otro paso en el camino del progreso. Después de nuestra muerte, nuestros cuerpos mortales y nuestros espíritus inmortales se separan de nuevo. Nuestros espíritus van “al mundo de los espíritus”, donde continuamos a progresar como hicimos aquí en la tierra, aunque sin cuerpos físicos. Los que no han aprendido a controlar sus pasiones físicas ciertamente sufrirán; imagine, por ejemplo, tener vicios psicológicos a cosas tales como los cigarrillos o la promiscuidad en esta vida pero careciendo un cuerpo físico para satisfacer esas pasiones incontroladas en la vida que viene. Mientras que continuamos siendo capaces de arrepentimiento, progreso y mudanza en el mundo de los espíritus, es ciertamente ventajoso que aprendamos a controlar nuestras pasiones y tendencias pecaminosas en esta vida.
En un día futuro, todos recibirán cuerpos inmortales. El espíritu y el cuerpo serán reunidos de nuevo en un proceso llamado la resurrección. Con esta resurrección, una de las diferencias dominantes entre el Padre y sus hijos será eliminada; todos recibirán cuerpos inmortales como el de nuestro Padre.
El desarrollo espiritual, sin embargo, es otra materia. A pesar de cualquier progreso espiritual que hayamos hecho por el arrepentimiento y por la aplicación del sacrificio de Cristo, aún fallaremos en seguir perfectamente el ejemplo de madurez espiritual del Padre. En el día de juicio, Cristo evaluará nuestro esfuerzo personal de seguirlo, tomando en consideración el conocimiento y las oportunidades que fueron dadas a cada uno de nosotros.
Jesucristo es la figura central en el plan de Dios
Después del día de juicio, los que habrán hecho un esfuerzo extraordinario de seguir Jesucristo y Dios el Padre continuarán progresando eternamente debajo de su patrocinio directo y en su presencia inmediata. Por supuesto los Mormones no creen que este progreso eterno, que llamamos la exaltación, nos permitirá ser mayores que Dios; adoraremos siempre a nuestro Padre como nuestro creador y el Hijo como nuestro salvador. Creemos que debajo de la dirección amorosa y paternal de Jesucristo y de Dios el Padre, los que han demostrado un deseo extraordinario de seguirlos serán dados la oportunidad de continuar a desarrollar la divinidad dentro de ellos.
Habrá muchos, sin embargo, que no habrán sido particularmente valerosos en seguir el ejemplo perfecto del Padre y del Hijo. Mientras que éstos no son extraordinarios en sus convicciones, no merecen un castigo eterno. Los Mormones creen que, mientras que su progreso será limitado, los “tibios” sin embargo serán concedidos un estado de felicidad eterna, similar a lo que muchos llamarían el “cielo.”
Raramente, algunos han rebelado abiertamente contra el Padre. Éstos serán enviados a un lugar de castigo eterno, similar a lo que muchos llamarían el “infierno.”