Me Bauticé Hace Tres Años y Siete Meses

por Alex.Selah

Me bauticé en 1999, en ninguno de estos días me he arrepentido de haberlo hecho. Todo empezó cuando un buen verano volvía de veranear con un amigo en las playas de Gandía (España), mi hermano se había bautizado un año antes en una iglesia “rara” llamada Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, mormones, y no nos levábamos muy bien que digamos.

Al día siguiente de mi regreso de la playa, mi hermano invitó a comer a casa a dos misioneros de su iglesia, ya que estábamos solos en casa. Se llamaban Elder Pettit y Elder Emery. Despues de la comida, que resultó mucho más agradable de lo que me había imaginado, me dijeron si quería ver un vídeo de la iglesia. Debido a mi curiosidad y a que realmente eran buenos chicos, acepté encantado.

El vídeo era realmente precioso, trataba de un violinista que creaba un violín, el más perfecto que el había creado nunca. El violín pasaba por varias manos, empezando por una chica que lo cuidaba con esmero y sacaba de el preciosas notas, hasta las de unos chicos pequeños, que al no ver valor alguno en esa pieza de madera, lo maltrataban y tiraban. Al final casi de sus días, el violín se encontraba en una sala de subastas, rayado, maleado, nadie podía hacerlo sonar y daba unas lastimosas notas. La puja más grande fue de 5 dólares. Cuando el subastador se disponía a alzar el mazo para darlo por fin por vendido, se acercó hasta el violín su creador, aquel que le había dado forma, que lo había pulido y encerado, lo cogió entre las manos y lo tocó. La más dulce melodía sonó entonces de ese viejo violín. La puja ascendió entonces como las espuma, situándose por encima de los 500 dolares.

Al terminar el vídeo, los misioneros me dijeron que ese violín podríamos ser nosotros, que nos encontramos en un mundo en el que no desarrollamos todo nuestro potencial, es decir, no damos ‘la dulce melodía’ que todos tenemos dentro. Al acercarnos más a Dios, dispuestos a servirle y adorarle, el Señor desarrolla en nosotros ese potencial oculto, y entonces brillamos con propia luz.

Me dieron las seis charlas correspondientes. Durante las primeras charlas yo seguía aferrado a mi antigua religión católica, en un intento de mantenerme firme (por miedo a los que otros pudieran decir/pensar si me bautizaba), pero yo sabía que me negaba a mi mismo…

Los misioneros me dijeron entonces algo que nunca nadie me había dicho, ninguna religión, ninguna iglesia; me dijeron: “Alex, nosotros le podemos decir y testificar que esta es la iglesia verdadera de Dios, y que debes bautizarte, pero aún así nunca llegarías a comprender si es ciertamente verdadera o no. Solo hay una persona que lo sabe con toda certeza, esa es Dios, debes preguntarle a el si esta es su iglesia, porque quien mejor que el para saber si esta es su iglesia.”

Nunca nadie me había hablado con esa sinceridad como me habló el elder aquella tarde, y me dije que realmente tenía razón, solo podía preguntarle a Dios cual de todas era su verdadera iglesia.

Una noche de agosto, antes de acostarme, decidí poner en práctica lo que me habían enseñado los misioneros. Me arrodillé y oré a Dios como me habían enseñado los misioneros para preguntarle cual de todas era su verdadera iglesia, a la que el apoyaba, cuales eran sus siervos verdaderos.

No voy a decir lo que pasó, es una experiencia que guardo en mi interior para mi mismo, muy sagrada para mi. Pero si os diré que es una de esas experiencias que nunca se olvidan, pasó algo que me hizo darme cuenta de lo que realmente deseaba Dios para mi. Desde aquel preciso instante no albergué ninguna duda sobre lo que tenía que hacer.

Me bauticé un mes después, sabiendo de todo corazón que estaba en la iglesia verdadera, que seguía mi propia voluntad, y que era eso lo que quería hacer.

Ahora soy un miembro fiel de la iglesia, y os dejo este testimonio, para que si algún día os paran los misioneros, u os encontráis ante una iglesia mormona, no dudéis, debéis averiguar por vosotros/as mismos. No os dejéis influir por “El que dirán si me ven con los mormones” o “como me tratarán si…” Debéis ser vosotros mismos, esto es un asunto entre Dios y vosotros, el mundo está aparte. Irradiad luz propia. Alex.

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