All About Mormons

A menudo me preguntan si un miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días puede tener una relación romántica con alguien de una otra religión. La respuesta en el caso de un misionero es fácil: no. La respuesta en el caso de un miembro “regular” de la iglesia que no está en el proceso de cumplir una misión es un poco más complicada. El propósito de este artículo es proporcionar algunas aclaraciones útiles.

Hay una serie de factores complejos que llevan la mayoría de los miembros practicantes de nuestra iglesia a casarse con otros miembros de su propia religión. En primer lugar, nuestra “iglesia” no es sólo una religión; es también una cultura. Las diferencias culturales significativas pueden complicar un matrimonio, incluso cuando una pareja está sinceramente enamorada. Esas complicaciones culturales pueden explicar por qué los estudios demuestran que los matrimonios entre miembros de nuestra iglesia y los de otras religiones tienen tasas muy altas de divorcio. Por otra parte, los matrimonios entre dos miembros, sobre todo cuando son realizados en nuestros templos, tienen tasas muy bajas de divorcio. La unidad cultural en el matrimonio es muy importante.

Además, el matrimonio desempeña un papel mucho más grande en nuestra teología que en la teología de otras religiones cristianas. Mientras que todas las religiones cristianas hacen hincapié en la importancia del matrimonio, en nuestra iglesia el matrimonio se considera esencial para la progresión espiritual en la próxima vida. En concreto, ceremonias matrimoniales especiales en los templos son esenciales. Estas ceremonias sólo se pueden realizar cuando la esposa y el marido están debidamente preparados. La preparación incluye, entre otras cosas, el bautismo y la participación plena en nuestra fe. En consecuencia, la mayoría de los miembros practicantes de nuestra iglesia deciden casarse con otros miembros de su propia religión por razones teológicas también.

Con estos antecedentes, permítame explicar los dos tipos de matrimonios que existen en nuestra cultura. El primero se llama “matrimonio por el tiempo”. El matrimonio por el tiempo dura “hasta que la muerte los separe”. Este tipo de matrimonio se puede realizar entre un de nuestros miembros y un miembro de otra religión. El matrimonio por el tiempo a menudo se realiza por un obispo de la iglesia en una de nuestras capillas y es ciertamente una ceremonia muy sagrada, pues marca la creación de una unidad familiar, la unidad más sagrada y fundamental de la sociedad. Sin embargo, el matrimonio por el tiempo sólo dura hasta la muerte. En nuestra teología, este tipo de matrimonio no se asocia con la progresión espiritual en la próxima vida.

Los templos se consideran las casas de Dios, lugares de santidad y de paz que son separados de las preocupaciones del mundo.

Como se puede imaginar, la mayoría de los miembros practicantes de nuestra iglesia quieren casarse en el templo con otro miembro de la iglesia para la eternidad, para que puedan progresar espiritualmente después de la muerte. Con la excepción de los raros miembros de la Iglesia que no pueden tener un matrimonio en el templo por causas ajenas a su cuenta, los convenios relacionados con un matrimonio en el templo se consideran esenciales. Creemos que la adoración en el templo es un mandamiento de Dios. “El verdadero amor” por sí solo no es suficiente para la mayoría de los miembros practicantes de nuestra iglesia. También están interesados en un matrimonio que está asociado con los convenios del templo sagrado.

Tenga en cuenta que la preferencia matrimonial de nuestro pueblo no tiene nada que ver con la dignidad de las personas que no pertenecen a la Iglesia SUD. Hay muchos buenos miembros de otras iglesias, personas que son tan buenas y tan justas como los mejores miembros de nuestra iglesia. Sin embargo, no importa la bondad o la justica. Las maravillosas personas de otras religiones no están preparadas para el matrimonio en el templo si no han aceptado y participado plenamente en las ordenanzas del evangelio restaurado. No es una cuestión de mérito o dignidad. Es una cuestión de preparación.

El bautismo en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días requiere una inmersión total por una persona que posea la autoridad del sacerdocio para bautizar.

Para aquellos que están contemplando el matrimonio y la vida familiar, también es bueno saber que los estudios han demostrado que la iglesia ayuda a la familia. La participación en la Iglesia se correlaciona con una baja tasa de divorcio, un alto nivel de la satisfacción marital y un bajo nivel de la delincuencia juvenil.

Si usted está románticamente interesado en alguien que es miembros de nuestra iglesia, recomiendo que investigue la fe. Tal vez su corazón será tocado por el mensaje del evangelio restaurado; tal vez ese mensaje cambiará su vida para mejor. Le sugiero que solicite una visita de los misioneros mormones y que visite una capilla para ver cómo adoramos.

Algunos miembros de nuestra iglesia no están dispuestos a salir románticamente con los de otras religiones. Una vez más, no tiene nada que ver con la dignidad. No somos mejores que otras personas, y no tenemos el monopolio de la bondad o la justicia. Sin embargo, uno generalmente se casa con la misma gente con que sale. Si un matrimonio en el templo es el objetivo, y uno sólo puede casarse con un otro miembro de la iglesia en el templo, entonces quizás es el mejor salir sólo con otros miembros.

Otros miembros practicantes de la iglesia de hecho salen románticamente con los de otras religiones, siempre y cuando ellos tengan los mismos altos estándares que nuestra iglesia enseña. Estés estándares incluyen:

• No hay encuentros románticos hasta que ambos tengan 16 años de edad.
• No hay relaciones sexuales.
• No toque las zonas íntimas del cuerpo, por encima o por debajo de la ropa.
• No repose en cima de otra persona.
• No hay besos apasionados.
• No hay conversaciones inapropiadas o lenguaje crudo.
• No hay pornografía, incluidas las películas populares ofensivas.

Algunas personas piensan que estas actividades demuestran el amor, y algunas de ellas son de hecho amorosas dentro de los límites de un matrimonio. Sin embargo, fomentar un miembro de nuestra iglesia para participar en estas actividades fuera del matrimonio no es un acto de amor. Es un acto de egoísmo. Estas actividades fuera del matrimonio pueden traer un gran dolor y el remordimiento en la vida de un miembro de la iglesia. Nadie que ama otra persona jamás la alentaría para violar sus principios básicos. Recuerde también que las normas para las mujeres y los hombres en la iglesia son precisamente las mismas.

Conclusión

Espero que este resumen! Buena suerte, amigos.