La Ley Y Los Profetas
por
Para los miembros de la iglesia, Jesucristo es el Hijo divino de Dios, nuestro Redentor y Salvador, el camino hasta la salvación. (Reflections of Christ)
De no ser así, poco o nada respetaremos al resto y solo viviremos alabando logros ajenos (aquellos que ocurren fuera de casa) subyugando los que ocurren dentro.
Personalmente creo en la ley y en los profetas. Y se, sin duda, que sin amor verdadero no seremos exaltados como familia por mas sellados que estemos.
La ley no es quien hace los milagros.
Estos vienen por fe y el amor. Por la obediencia. Pues por amor fueron también creadas todas las cosas y así, nosotros.
La mujer que fue sanada por el Salvador vivía en miseria y en enfermedad. No vivía como nosotros hoy (llenos de facilidades electrónicas y hasta la verdura picada en el supermercado).
Fue el amor de esta mujer y su fe que movieron al Salvador a sanarla. No la doctrina. No la ley. Ella no era del Sanedrin ni tenia llamamiento alguno. Tal vez ni sabia leer o escribir. Quizas no era “bella” en los terminos que dentro de la iglesia o como en el mundo se entiende. No lo sabemos. Las escrituras no lo dicen. Pero lo que si sabemos es que fue así y a ella como el Salvador – de quien damos testimonio – hizo con ella conforme lo que vio al Padre hacer : amar y servir al prójimo como a uno mismo sin esperar algo a cambio.
Donde usted se encuentre, donde yo y todos nos encontremos : hemos de enderezar nuestras veredas y caminos.
Aquella palabra que usted llevo y convirtió a otros es la misma que usted y todos necesitamos para convertirnos.
También he sido misionero. También me debo a la ley. Y, mas que eso, he de vivir el evangelio de Cristo.
Que tenga firmeza en sus deseos y actos. Sea por favor perseverante. Descanse si es necesario.
Y por favor no deje de trabajar en sus metas y en las metas de quien en verdad usted ama.